sábado, 1 de abril de 2017

Las Tres Decisiones Fundamentales en Política


Hay un asunto que a primeras luces parece intrascendente, se podría decir que se inserta en el plano de lo teórico o lo filosófico con respecto a algunas decisiones que definirán el accionar de un Gobierno, las cuales muchas veces no se plantean en forma consciente, y que de ello dependerán muchas de las medidas que tomarán los Gobiernos de turno en materia política, económica y social. Dicho asunto podemos discernirlo si analizamos 3 decisiones fundamentales que han de tomarse en política.
En primer lugar, nos encontramos con la manera en cómo es concebido el hombre, a lo largo de la historia desde la antigua Grecia hasta la modernidad, esto ha evolucionado entre un sinfín de pensadores, pero los más representativos por colocarse en extremos contrarios del pensamiento son;  Nicolás Maquiavelo con su libro “El Príncipe”, quien nos presenta un hombre que es movido por sus más bajos instintos y pasiones, la codicia, la ambición y la maldad, y por tanto la política debe responder al reconocimiento de esos hechos, prescindiendo de cualquier idealismo; en “El Príncipe”, Maquiavelo inicia el estudio científico de la política como fenómeno social, y define que la orientación política debe versar sobre esa pesimista realidad.  Por otro lado, encontramos a Jean Jackes Rousseau, con su obra “El Contrato Social”, en la cual nos explica que el hombre es virtuoso y bueno por naturaleza, y son las circunstancias degenarativas de la sociedad quien lo termina corrompiendo, para Rousseau el problema político consiste en cómo rescatar al hombre, apartarlo de los vicios de la sociedad, y devolverlo a su estado primitivo de bondad.  Por último, en una posición intermedia, nos conseguimos con las distintas manifestaciones que en sus diversos escritos, nos hace Karl Marx, quien considera que el hombre no es ni bueno ni malo en esencia, sino que tiene un poco de ambas cosas, y que si la sociedad toma las medidas correctas, se llegará en algún momento a un estado de perfectibilidad, en la que todo el mundo será bueno, pues habrá nacido “El Hombre Nuevo” que aportará a la sociedad de acuerdo a sus capacidades, no existirá el egoísmo ni el Estado, todos los hombres serán iguales y la justicia social será algo normal, esta tesis finalista, es la que termina volviendo al Marxismo en una teoría utópica más que en una corriente viable, pues prácticamente promete un reino de los cielos o un paraíso en la tierra.
En segundo lugar, tenemos una decisión fundamental de un político en ejercicio de gobierno, y es que tanta libertad, o que tanta igualdad ha de permitirse, pues una circunstancia es excluyente de la otra, ya que a medida que se aumente la libertad, crecerá la desigualdad, y en la medida en que se trate de imponer una igualdad absoluta y completa entre los seres humanos, con una distribución equitativa de la riqueza, desaparecerá la libertad.  La decisión versa en cómo asegurar la mayor cantidad de igualdad posible, sin sacrificar la mayor cantidad de libertad posible, o visto desde otro punto de vista, como permitir que haya una absoluta libertad, sin incurrir en un estado injusto de desigualdad. Y acá es donde entran los interminables debates entre las tesis individualistas y colectivistas con un sinfín de argumentos en donde cada uno tratará de convencer al resto de qué es lo mejor para la Sociedad, aplicando por supuesto, su visión u óptica de la forma que considera es la más idónea para que se den las relaciones sociales entre Gobierno y ciudadanía, y las personas entre sí.
Finalmente en tercer puesto, hay una decisión de corte político, que es la que más influye en el plano económico, y corresponde a qué tanto Bienestar Social o qué tanto Desarrollo quiero para el país.  Para lograr un país desarrollado se requiere ahorrar para posteriormente invertir ese dinero en bienes de capital, y ese ahorro conlleva la distracción de recursos de unas necesidades para aplicarlas a otras.   Si por el contrario, todos los ingresos son destinados a satisfacer el bienestar de la población, se sacrifica el desarrollo futuro, y tal directriz conlleva muchos riesgos, ya que tal régimen es solo posible con una bonanza sostenida en el tiempo.  Naciones industrializadas como Inglaterra, Rusia y Alemania pasaron por inmensas privaciones, en los inicio de su conformación como Naciones, con enormes cantidades de población sometida a condiciones de miseria y con severas restricciones a la libertad para llegar a ese estado de desarrollo, y hoy podría decirse que sus habitantes están gozando del bienestar merecido por épocas tan duras. En el caso de Estados Unidos, para  fortuna de parte de su pueblo, no pasó por tantas vicisitudes como los países anteriores, primero porque jamás ha sufrido los estragos de un conflicto bélico en su territorio, y segundo, porque en un principio fue un país abierto a las inversiones de capitales extranjeros, así como a una inmigración que colaborara con el desarrollo de esa nación.
No voy a tomar posición en este artículo en cuanto a qué habría que hacer en Venezuela con esas tres decisiones fundamentales, ya que lo que pretendo es hacer consciente de algo que quizás pasa inadvertido en las personas, para que puedan reflexionar adecuadamente al respecto y analizar de un modo crítico cualquier propuesta de gobierno que se le someta a consideración, ya que esos tres aspectos deben estar presentes para evaluarla correctamente, no es simplemente votar por un candidato por su carisma, por legado,  o por quitar al que esté y poner a otro, la decisión que permitirá sacar a Venezuela del atolladero debe ser lo suficientemente estudiada y analizada por los electores, si no, seguiremos corriendo la arruga, pasando de gobiernos malos, a menos malos o peores.
Ya es hora que Venezuela  sea gobernada por gente eficiente y capaz, con una visión de país que le sirva a una gran mayoría de la población lo más diversa posible, y no simplemente dirigida para algunos sectores, con estrategias bien específicas, concretas, medibles, posibles, relevantes, oportunas y objetivas; para que en algún momento de nuestra historia lograr la tan anhelada meta, un país desarrollado en lo económico que permita el bienestar de sus habitantes, con cierto nivel de igualdad social para que las personas tengan acceso a la satisfacción de sus necesidades básicas, donde se considere como bueno a aquel que aporta su trabajo, capital y capacidades en forma eficiente para la sociedad y no que se determine que el que tenga más posesiones es malo por naturaleza, y bueno el que detente más carencias, y sobre todo garantía de libertad en el más amplio sentido de la palabra, concepto en el que se encuentran inmersas la libertad económica, la política, de expresión del pensamiento, de movilidad dentro y fuera del territorio, de asociación con fines culturales, religiosos o gremiales, etc., pues como dijera sabiamente un premio nobel de economía: “Una sociedad que priorice la igualdad por sobre la libertad no obtendrá ninguna de las dos cosas. Una sociedad que priorice la libertad por sobre la igualdad obtendrá un alto grado de ambas”.
Gracias por leerme.

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