sábado, 15 de abril de 2017

Influencia en las Economías Peruana y Colombiana de los Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos

Influencia de los tratados de libre comercio con Estados Unidos sobre Perú y Colombia.

PERÚ

En años recientes, el Perú ha gozado de resultados favorables sin precedentes en su relación comercial con Estados Unidos. Hoy, a nuestro principal socio comercial le vendemos la tercera parte de lo que exportamos y, a su vez, le compramos la quinta parte de lo que importamos. Desde que se firmó el ATPA (1993) y posteriormente el ATPDEA (2001), las exportaciones peruanas a Estados Unidos han crecido a un ritmo promedio de 15% anual. Debe subrayarse que, después de haber sido deficitaria durante siete años, en el año 2000 el saldo de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) con Estados Unidos ha arrojado superávit comerciales cada vez mayores, hasta llegar a un saldo comercial favorable en el 2004.

La expansión exportadora no sólo debe ser valorada en términos de cantidad, sino también de calidad. Gran parte del crecimiento exportador hacia Estados Unidos se sustenta en la elevada demanda del mercado estadounidense por productos manufacturados y agroindustriales, que son los que más empleos generan. En efecto, Estados Unidos constituye el principal mercado de destino de las exportaciones de productos manufacturados peruanos (absorbe el 41% del valor manufacturero exportado al mundo), que son los que más mano de obra requieren. Sólo en el año 2004, las exportaciones de bienes manufacturados hacia Estados Unidos crecieron 37%, lo que forma parte de la consolidación de un sector exportador que depende menos del precio internacional de las materias primas.

Una de las razones que hace que el Perú afronte este proceso de negociación para integrarse al gran mercado de Estados Unidos es la complementariedad existente entre las economías de ambos países: a Estados Unidos le exportamos más manufacturas que a otros países y le compramos mayoritariamente bienes de capital e insumos que nuestras empresas necesitan para crecer y poder producir bienes con mayor valor agregado. El terreno para crecer en la exportación de bienes con valor agregado es enorme, pues el 84% de todo lo que Estados Unidos compra al mundo son productos manufacturados y el Perú al tener un TLC con dicho país puede sacar provecho de tal oportunidad.

Debido a que el Perú cuenta con un mercado interno reducido y con bajo poder adquisitivo, sólo podrá incrementar su producción, crear más empresas y generar más empleos mejor remunerados para su población si sus productos ingresan a mercados más grandes que el suyo y con mayor poder adquisitivo. El caso de Estados Unidos es significativo, pues no sólo es la economía más grande del planeta (representa el 30% del PBI mundial) sino también la que más productos le compra al mundo (17% de las importaciones mundiales). En ese sentido, el TLC es importante para Perú porque ofrece la oportunidad de ampliar el acceso de sus productos a un mercado con un poder de compra 198 veces mayor que el peruano (mientras Estados Unidos cuenta con 291 millones de habitantes con un ingreso promedio de 37 mil dólares anuales, Perú sólo tiene 27 millones de habitantes que perciben 2 mil dólares anuales). Con sólo penetrar 0,1% más del mercado de Estados Unidos, Perú incrementaría sus exportaciones en 60% y su PBI en 3%.

Estados Unidos, aparte de ser el principal socio comercial del Perú, es el mercado que más compra en el mundo. Pero, además, por una razón sencilla: los países que compiten entre ellos, es decir, que producen bienes similares, no se complementan, mientras que con países que producen bienes que mayormente adquirimos y no producimos si nos complementamos perfectamente. En el caso de Estados Unidos, las importaciones peruanas son marcadamente complementarias y casi no compiten con la producción nacional. Hoy, el 88% de las importaciones procedentes de Estados Unidos corresponden a bienes de capital y bienes intermedios. Es decir, a insumos que el Perú no produce y que más bien son necesarios para producir bienes finales o a maquinarias, equipos y tecnología que tampoco se producen internamente. En este contexto, la desgravación de estos productos favorecerá la competitividad de las empresas peruanas, pues se importarán a menor precio más insumos especializados y bienes de capital que nuestras empresas necesitan para darle mayor valor agregado a sus productos y de esa manera generar mayor productividad y empleo.

Perú cuenta con acceso preferencial al mercado estadounidense a través de la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de la Droga (ATPDEA), que beneficia alrededor del 60% de las exportaciones de Perú. Sin embargo, estas preferencias han sido otorgadas unilateralmente y de manera transitoria (el ATPDEA vence el 31 de diciembre de 2006). En consecuencia, el ATPDEA presenta limitaciones para promover inversiones de largo plazo que permitan un crecimiento sostenido de las exportaciones. Precisamente, con el TLC se busca asegurar un acceso preferencial (libre de aranceles) de carácter permanente para todos los productos que conforman la oferta exportable peruana, así como la eliminación de las barreras no arancelarias que limitan el acceso real de las exportaciones peruanas a Estados Unidos. Otra razón importante para haber iniciado negociaciones bilaterales con Estados Unidos es el estancamiento de las negociaciones multilaterales del ALCA. En ese contexto, sabiendo que el ATPDEA expiraba a finales del 2006 y que había poca certidumbre para la culminación del ALCA, en el año 2005 Perú decidió consolidar y ampliar los beneficios del ATPDEA a través de la negociación de un TLC con Estados Unidos.

De no firmarse el TLC, Perú podría perder los beneficios arancelarios unilaterales que Estados Unidos otorga actualmente a los países andinos mediante el ATPDEA, que caduca a fines del 2006. Por ejemplo, sin el ATPDEA, los 700 millones de dólares en textiles y los 300 millones de dólares en productos agrícolas que Perú vende a Estados Unidos se verían desplazadas de dicho mercado por la competencia de otros países cuyos productos ingresan sin pagar arancel. Por ello, lo que se busca es no perder este importante beneficio e incluso hacerlo permanente en el tiempo con un TLC. Por otro lado, si Perú deja de firmar un TLC y otros países competidores sí lo hacen, los inversionistas irán a esos países ––desde los que pueden exportar con arancel cero a Estados Unidos––, alejando de Perú la oportunidad de atraer inversión y generar empleos de buena calidad.

Perú representa tan sólo 0,23% del comercio internacional (exportaciones más importaciones) de Estados Unidos. Por lo tanto, los intereses de Estados Unidos en Perú, y en general en la región andina, abarcan otras dimensiones además de las estrictamente comerciales, entre las que destacan el fortalecimiento de la democracia en países en desarrollo y la lucha contra el terrorismo y la erradicación de la droga. Adicionalmente, Estados Unidos busca impulsar negociaciones en América Latina y el mundo para ejercer presión sobre los países o bloques de países más proteccionistas y avanzar hacia la conclusión del Área de Libre Comercio de las  Américas (ALCA) y la Ronda de Doha en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Finalmente, Estados Unidos está también interesado, al igual que Perú, en asegurar el cumplimiento de los derechos de propiedad intelectual, mejorar las condiciones para sus inversionistas en el país con el que negocia, lograr que sus empresas accedan a licitaciones estatales en igualdad de condiciones que las empresas nacionales, y proteger estándares medioambientales y normas laborales en los procesos productivos.

En líneas generales, con el TLC Perú busca ampliar y hacer permanente el acceso preferencial (libre de aranceles) de las exportaciones peruanas a Estados Unidos, así como eliminar las barreras no arancelarias que enfrentan para garantizar su acceso real a dicho mercado. Debido a ello, el TLC constituye una importante oportunidad para que el Perú expanda sustancialmente su comercio exterior con el fin de contribuir a mejorar la calidad de vida de los peruanos, a través de la creación de más y mejores puestos de trabajo y del acceso del consumidor nacional a una mayor variedad de productos de menor precio y mayor calidad. Adicionalmente, el TLC hará posible atraer mayores niveles de inversión, generar mayor eficiencia económica, reforzar la estabilidad de la política económica e institucional y reducir la percepción de riesgo-país ante los agentes económicos internacionales que permita a la deuda soberana peruana obtener la calificación de grado de inversión.

COLOMBIA

El Acuerdo de Promociones Comerciales entre Estados Unidos y Colombia, por sus siglas TLC, es un Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos, aprobado el 12 de octubre del 2011, vigente desde mayo del siguiente año.

En cuanto a su trámite legislativo, para entrar en vigencia con rigor legal, debió surtirse su ratificación por parte de los congresos de Estados Unidos y Colombia. En Estados Unidos, al final del mes de agosto de 2006 el presidente George W. Bush entregó al Congreso de los Estados Unidos el texto final del acuerdo para su discusión y aprobación. Desde abril de 2008 la votación para su aprobación quedó aplazada después de que el expresidente Bush enviara el tratado intempestivamente para su aprobación, lo que fue considerado como una presión indebida por parte del Partido Demócrata.

Durante la campaña presidencial del 2008 en Estados Unidos el tema del tratado salió a relucir en algunas ocasiones. El entonces candidato por el Partido Republicano de los Estados Unidos John McCain manifestó en un debate televisado su respaldo, mientras el entonces candidato por el Partido Demócrata de los Estados Unidos el Presidente Barack Obama manifestó que no le parece conveniente mientras en Colombia persistan las violaciones a los Derechos Humanos de los sindicalistas. El 21 de octubre de 2008, el Asesor para Asuntos Hemisféricos de la campaña demócrata, Dan Restrepo, manifestó que Obama comprende la importancia de Colombia para Estados Unidos y que eventualmente podría reevaluar la conveniencia del tratado.

La demora en la aprobación definitiva del TLC, por parte de los congresos de ambos países, puso en aprietos a los exportadores que disfrutan de los beneficios arancelarios de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de la Droga (ATPDEA).

Por su parte, el Congreso Colombiano ratificó el TLC. En un inicio el tratado fue aprobado en el Congreso colombiano con la negativa de las bancadas de la oposición de la izquierda y centro-izquierda en los partidos del Polo Democrático Alternativo y Partido Liberal Colombiano, pero más tarde el principal opositor de este proyecto sería el Congreso de los Estados Unidos que no lo aprobó después de que el Partido Demócrata alcanzara la mayoría en el congreso de ese país y cambiaran las posturas frente a las políticas del gobierno Bush. Finalmente, el tratado entre Colombia y Estados Unidos, fue aprobado por la Cámara de Representantes y el Senado estadounidense, el 12 de octubre de 2011.
El tratado fue aprobado en la VI Cumbre de las Américas que tuvo lugar en Cartagena del 9 de abril al 15 de abril de 2012, y entró en vigencia el 15 de mayo de 2012.

Los partidarios del Tratado consideran que tiene los siguientes efectos favorables:
  • El aporte de algunos puntos porcentuales al crecimiento económico: la cifra de este aporte también permanece sin consenso.
  • El crecimiento del volumen de comercio internacional del país, tanto en exportaciones como en importaciones.
  • La mejora de la percepción internacional que se tiene de Colombia en el exterior lo cual debe "reducir en algo el riesgo del país y el costo de endeudarse en el exterior".
  • El acceso (en una proporción difícil de precisar) de las empresas colombianas a las compras del sector público estadounidense.
  • Colombia gana con el TLC, porque tiene un contrato de estabilidad en las reglas del juego con su principal socio comercial".

Los que están en contra del TLC argumentan, en general, que en el balance neto Colombia seguiría obteniendo una ganancia mínima, y reprochan lo siguiente:

  • Distribución desigual de ventajas del TLC: el gobierno asumió oficialmente que hay ganadores y afectados cuando este tratado entrara en el vigor. Diferentes sindicatos han expresado su rechazo a ese acuerdo al considerarlo perjudicial para la economía nacional, principalmente en los aspectos agrícolas y de propiedad intelectual. Sectores perjudicados son el arroz, el trigo, el maíz, el azúcar, la avicultura, la ganadería vacuna y la porcicultura. Van a resultar afectados, no porque desaparezcan, sino porque ahora van a tener que ganar menos, trabajar más y competir más. En todo caso, habrá unos cambios estructurales muy grandes si el TLC entrara en vigor. Los sectores más tocados por estos cambios serán: el sector agropecuario, el sector de la salud pública (se afecta el acceso a la salud por el acápite del mismo en el que los monopolios farmacéuticos norteamericanos “lograron subir los estándares de protección de su sector, por encima de los parámetros de la OMC… Eso se reflejará en menor competencia, mayor monopolio y, por ende, el incremento de los precios al consumidor”), el sector industrial (por la entrada de productos remanufacturados que competirían con los productores nacionales a muy bajos costos).

  

Jorge Enrique Robledo, senador del opositor Polo Democrático Alternativo, consideró que el TLC "es un acuerdo de mula y jinete", que generará más pobreza y con el cual solo ganan los Estados Unidos.


  • Falta de consulta popular (que sería imprescindible en un asunto tan importante). Las disputas alrededor del TLC son incrementadas por la ausencia de una consulta popular al respecto. Hasta ahora, diferentes gremios, sindicatos y ciudadanos comunes han expresado su rechazo a ese acuerdo al considerarlo perjudicial para la economía nacional, principalmente en los aspectos agrícolas y de propiedad intelectual. Otros sectores económicos resultan claramente beneficiados, como las confecciones, las flores, los plásticos y los artículos de cuero. Frente a estas amplias divergencias, una consulta popular podría ser útil.
Ensayo realizado por Marian Barba
de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV
para la Cátedra Economía y Política Fiscal
dictada por el Prof.  Luis López

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