Siempre se está hablando de subir el precio de
la gasolina porque su precio es más que ridículo, y eso es totalmente cierto,
pero si bien el precio de la gasolina, más bien representa un regalo del
gobierno a todos los venezolanos, es igualmente cierto que el poder adquisitivo
del bolívar es cada vez menor.
Ya no son solo las familias pobres la que gastan
todos sus ingresos en alimentación, pues gran parte de la clase media está
también padeciendo esas penurias, el presupuesto de las familias se está
gastando totalmente en alimentación, transporte, pagos de pólizas de seguro y
mantenimiento de los pocos bienes que puedan tener en su haber, pagando los gastos
de educación, cultura, entretenimiento y vacaciones, en muy pocas ocasiones de
contado, y lo peor del problema, es que en la mayoría de los casos, estos gastos
incluso los de alimentación, son pagados con tarjetas de crédito, agravando aún
más la situación, ya que se están generando unos intereses por el pago de unos
gastos corrientes, que deberían ser sufragados con el ingreso de los sueldos y
salarios. Si a toda esta situación,
agregamos un incremento del precio de la gasolina, que traerá como consecuencia
un incremento aún mayor en la inflación, la situación económica se va a terminar
volviendo insostenible en los hogares venezolanos.
Un esquema de aumento del precio de la gasolina
que se pueda realizar en conjunto con el de una revaluación monetaria, podría
implementarse para que el Estado vaya descartando paulatinamente el subsidio a
la gasolina, mientras el pueblo venezolano va recuperando simultáneamente su poder
adquisitivo. El precio actual del litro
de la gasolina es de Bs. 0,097 (si lo
aproximamos, es apenas 1 céntimo), si lo llevamos al cambio en dólares americanos,
utilizando la tasa del cambio implícito (que obtenemos de dividir la masa monetaria
entre las reservas internacionales), nos daría un precio aproximado de 0,00119 dólares por litro.
En ese sentido, se propone un esquema de aumento
lento, progresivo y sostenido del precio de la gasolina, a razón de 0,00022 dólares
por día calendario, publicado previamente al inicio del plan en Gaceta Oficial,
y con una duración de 2300 días (6 años y algunos meses), iniciando con el precio
actual ya mencionado, hasta que finalizado el plan de ajuste llegue a medio
dólar el precio del litro de gasolina y de allí en adelante se mantenga en ese nivel.
Nuestro país al término del plan, aún estaría
dentro de la lista de las 15 naciones con el combustible más barato; a ese precio estaríamos muy por debajo del promedio
mundial que es de $1,41 por litro, y el de América Latina y el Caribe que ronda
los $1,28 dólares por litro.
El contrabando de extracción de gasolina hacia
el país vecino de Colombia, se verá disminuido, porque si bien el litro de
gasolina tiene un precio de $1,19 en ese país;
no habría un margen de ganancia tan inmenso, que sirva como elemento motivador
para dedicarse a la actividad ílicita del contrabando de extracción.
Ahora bien, con esto se podrían resolver los
problemas del subsidio, ya que se recuperaría el costo de importación y
refinación de combustible, y el del contrabando de extracción, pero si se complementa
con una medida de reducción del consumo, obtendríamos resultados más óptimos al
implementar una política de sustitución del uso de gasolina por gas natural
vehicular (que es muchísimo más barato que la gasolina), si dicha medida comienza aplicarse de una vez, al término del plan
propuesto, gran parte del parque automotor ya podría tener el cambio de un sistema
de combustión por el otro y disminuiríamos en gran medida el gasto por tal concepto. Dicho cambio de sistema podría ser subsidiado
por el Estado, pagándolo de contado y dándole facilidades de financiamiento de
unos 3 años a los dueños de los vehículos para cancelar el préstamo.
Finalmente, el transporte interno de
mercancías podría dejar de depender de la gasolina, si se pone empeño en
concluir y ampliar la red de vías de ferrocarriles, para que el traslado de los
containers que llegan a los puertos vaya por tren a cada una de las ciudades de
destino.
En conclusión, el problema se resuelve con un
incremento progresivo del precio de la gasolina, acompañado de una política de
revaluación monetaria, la sustitución de ese combustible por gas natural vehicular
y culminar las obras del ferrocarril, ya que los problemas no deben verse en
forma aislada sino con visión de conjunto o desde el punto de vista sistémico, implementando igualmente estrategias para unas políticas fiscal y monetaria que permitan dinamizar la economía y permitir el desarrollo nacional.
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