Equilibrio Informativo
y Recuperación de la Democracia
Para
que cualquier organización de tipo empresarial pueda tener éxito, es
fundamental que cuente con un buen departamento de marketing que le permita
divulgar la información de sus productos y servicios al público consumidor, ahora
bien, si trasladamos esto al ámbito político, podemos darnos cuenta fácilmente
que una de las principales razones por las cuales el Gobierno Nacional cuenta
aún con una importante cantidad de seguidores, es por la labor de propaganda
que han realizado de manera sistemática y continua a lo largo de casi dos
décadas, en donde la fantasía mediática de una buena gestión priva sobre la
amarga realidad que padecemos.
Aún
no hemos reconquistado la Democracia del todo, se dio un comienzo con las
pasadas elecciones del 6 de Diciembre, pero si no se combate eficientemente el
proceso de hipnosis colectiva que se le impuso a la sociedad venezolana a
través de los sistemas públicos de comunicación, dicha reconquista puede ser
bastante efímera, considerando que aún existen serias limitaciones en la
recuperación de otros espacios de poder.
Creo
que es fundamental, para que podamos gozar del derecho constitucional del acceso a una
información veraz y oportuna, que se instrumentalice a través de una reforma a
la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión o la promulgación de una
nueva Ley de Equilibrio Informativo, las medidas para que a Venezolana de
Televisión, cuyo eslogan es ser “el canal de todos los venezolanos”, se le
obligue a dejar de tener una línea editorial que hace que en la práctica
funcione como un Canal del Gobierno y no del Estado, tal como debiera ser.
Así mismo,
por las características técnicas de las señales de los canales 2 y 8, cuyas
transmisiones dentro del territorio llegan a mayor cantidad de lugares en señal
abierta, es necesario que por medio del mencionado instrumento legal, todos los
sectores políticos tengan un espacio para poder exponer sus puntos de vista,
hacer críticas, propuestas y efectuar las correspondientes denuncias a las
irregularidades que detecten por parte de la administración de los gobiernos
municipales, estadales y nacional. En ese sentido, cada media hora
debería intercalarse un espacio informativo o de opinión, dirigido por cada
sector político, de modo que el derecho de acceso a una información veraz,
transparente y oportuna sea garantizado para los ciudadanos.
Otro asunto que ha de considerarse
para garantizar el principio de autonomía e independencia de los poderes, así
como la rendición de cuentas por parte de todos los funcionarios del Estado, es
que las cadenas nacionales no sean limitadas únicamente al órgano de la
Presidencia de la República, sino que en períodos de mensuales, los
representantes de la Asamblea Nacional, TSJ, Contraloría, Fiscalía, CNE,
Defensoría y una representación de los Gobernadores y Alcaldes, tanto
oficialistas como de oposición, puedan dirigirse en cadena nacional por
espacios de veinte minutos y exponer al público en general los informes de su
gestión, acompañado con una posterior sesión de preguntas de diez minutos por
parte de periodistas de cualquier tendencia. Por supuesto, para que esto
sea posible también debe estar limitado el derecho de cadenas nacionales por
parte del Ejecutivo a un máximo de una semanal por espacio de media hora, con
el respectivo ciclo de preguntas por parte de periodistas, para que
puedan tener tiempo el resto de los funcionarios ya mencionados para hacer la
divulgación de su gestión.
Por otro lado, y para que no
volvamos a ser víctimas de las pretensiones personales y de delirio de poder de
algún futuro Presidente, es imprescindible que entre los candidatos a dicho
cargo se establezca la obligación legal de debatir sus Planes de Gobierno, así
como la visión que tengan de cómo conducir a esta sociedad, para que los
venezolanos podamos confrontar los modelos planteados y los posibles resultados
que podrán obtenerse en el futuro, y no sigamos cometiendo el error de
simplemente seleccionar por su carisma al líder que conduciría nuestros
destinos y que por su incapacidad intrínseca lo haría con improvisaciones de
todo tipo.
Al comienzo, les había dicho que aún
falta mucho para recuperar del todo a la Democracia, pues no es suficiente la
mayoría de oposición en la Asamblea Nacional, recordemos que como buen
estratega militar, el Presidente fallecido asumió como bandera para
consolidarse en el Poder, la neutralización de la capacidad de acción que
pudiese tener cualquier otro ente, persona u organismo, y es así como
sistemáticamente se fueron anulando la influencia que pudieron tener en algún
momento los empresarios, la Iglesia, los medios de comunicación, las Fuerzas
Armadas, los partidos, el sector financiero, el transporte, la generación de
energía, las telecomunicaciones, los sindicatos, e incluso los electores.
El
electorado venezolano cuenta con el sufragio, un arma bien poderosa que lo hace
merecedor de estar mencionado en el párrafo anterior conjuntamente con los otros
factores de poder, el problema es que hemos sido víctimas de un
sistemático proceso de hipnosis colectiva usando como medio el manual de
propaganda nazi, del cual detallé sus 10 postulados en un artículo anterior (ver
http://www.elcolumnero.com/luis-lopez/division-en-la-venezuela-bizarra), y que no
permiten que el voto sea emitido con conciencia.
Finalmente, quiero
recalcar que es fundamental terminar de recuperar la Democracia, ya comenzamos
el proceso, pero aquellos a los que les encanta un Gobierno de corte
absolutista aún están por allí saboteando este nuevo proceso de cambio, y si no
se establece una adecuada política de equilibrio informativo, se pueden perder
muy fácilmente los logros alcanzados, recordemos que la Soberanía reside en el
Pueblo, y los dos únicos poderes que tienen legitimidad de origen son la
Presidencia de la República y la Asamblea Nacional, como lo ha hecho saber en
varias ocasiones el Presidente de la misma, y al estar constantemente en eficaz
contacto todo el Pueblo con ambos poderes, la legítima representación otorgada
a través del voto se consolidaría, pues no puede sentirse representado aquel
que no conoce de la gestión de su representante.
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