Para ilustrar la situación actual del país, quiero hacer un paralelismo metafórico entre Venezuela y una partida del juego de estrategia por excelencia, el ajedrez, ya que sólo determinando las piezas con las que contamos y las que tienen los contendientes, podremos decidir los siguientes movimientos o jugadas. Les pido que observen muy bien la gráfica que acompaña el presente escrito, porque fue especialmente preparada para ilustrar nuestro contexto. En primer lugar, debemos entender que esta partida, no es de dos jugadores como tradicionalmente se juega el ajedrez, hay cuatro jugadores que no están en igualdad de condiciones en cuanto a las piezas con las que cuentan. Empecemos con cada jugador:
En la parte de arriba, la corrupción, la delincuencia, la mediocridad y el conformismo: Este jugador si bien no es la mayoría de la población venezolana, el daño que causa es mayúsculo. No tienen la suficiente organización como para tener un rey, pero cuentan con poderosas piezas dispersadas de ataque y defensa similares a las torres del ajedrez, tales como: todo tipo de negocios nefastos para la sociedad como el tráfico de drogas, de armas, así como el contrabando de gasolina y alimentos administrados por mafias muy bien organizadas, control armamentístico, poderío económico, penetración de sus tentáculos en todos los sectores de la sociedad. La corrupción y la delincuencia, tienen además como instrumentos aliados, desdichados sentimientos de la población propensos a la mediocridad, la apatía, el conformismo y la resignación a vivir cada vez peor. A esto lo complementa la falta de voluntad política de componer lo que amerite ser corregido para enrumbar el país por un mejor camino, es el reflejo de la mimetización de un pequeño porcentaje de los jugadores laterales en este cuadrante superior, que vemos en la gráfica como ese alfil negro del lado izquierdo, y esa torre de dos colores, que representa a los que se valen de su posición política para hacerle muchísimo daño a la sociedad, en lugar del bien que pretenden hacer ver.
En la parte derecha, el PSUV: En principio y por los momentos, el más fuerte de los jugadores, por eso está representado por muchas reinas, la pieza más poderosa del ajedrez, pero con un factor en contra, tienen más de un rey ya que perdieron el liderazgo único, y esos reyes a pesar de la aparente coordinación que simulan, tienen en su lado del tablero cuantiosos enfrentamientos. Por el extremado poder de defensa y ataque, es el jugador más difícil de derrotar. La muchas reinas están representadas por la presencia y dirección en los poderes públicos cada vez menos autónomos, control de todas las divisas y del sistema financiero, propiedad de tierras con vocación agrícola, empresas de todo tipo que lejos de un verdadero socialismo, representan un salvaje e ineficiente capitalismo de estado, una hegemonía en los medios de comunicación a punto de consolidarse, control de la energía eléctrica y la telefonía, las fuerzas armadas y una dirección de inteligencia militar para mantenerla intervenida, apoyo de naciones extranjeras, varias policías con jurisdicción nacional, una milicia independiente a la cadena de mando de la fuerza armada, el control de todo el ingreso de la comida que consumimos los venezolanos, la mejor logística y cadenas de distribución de alimentos para garantizar en las bodegas de cada barrio la provisión de alimentos mínimos y demás artículos de primera necesidad para evitar levantamientos populares, un entramado de subsidios y misiones para repartir migajas entre la población, organizaciones populares y comunales de todo tipo, colectivos y círculos de lucha armados para la defensa de la revolución, la mayor cantidad de empleados públicos vista hasta ahora, para controlarlos con los míseros ingresos que les pagan bajo la amenaza constante que si el gobierno cambia perderían los empleos, asesoría de regímenes que han mantenido en completa miseria por décadas a otras sociedades, etcétera, etcétera. Afortunadamente, a pesar de la aparente fortaleza, este jugador tiene una gran debilidad, al igual que la MUD, tampoco tiene una propuesta seria de gobernabilidad, el plan de la patria tiene unos objetivos que a cualquier persona que lo lea de una manera crítica, termina produciéndole cierta hilaridad para después pasar a una profunda tristeza al comprobar que estamos siendo gobernados a punta de improvisaciones y con personas que han pretendido conducir el país, con todas las complejidades que ello conlleva, tomando como base su experiencia previa en la venta de dulces criollos o la administración de cantinas. El socialismo que promulgan no es tal, y la base fundamental de esta doctrina política es el garantizar la igualdad social para acabar con la lucha de clases, y se olvidan que acá, igual que en todos los tiempos y lugares en los que se ha ensayado este experimento, termina imponiéndose una nueva clase social con más privilegios que las clases a las que pretendían abolir, la cual está representada por los miembros de los partidos comunistas-socialistas, que terminan siendo culpables de las peores injusticias que pueden cometerse en contra de los pueblos y sociedades que han gobernado; no nos olvidemos de los gulags rusos de Stalin, o los millones de víctimas chinas de la revolución cultural maoísta, por solo nombrar los dos ejemplos más representativos en los que se ha pretendido imponer la doctrina marxista, sin entrar en detalles de las malas experiencias acaecidas en Europa del Este, Asia, África y Latinoamérica, que incluso han impuesto fronteras en países que permanecen divididos.
En la parte inferior, LOS VENEZOLANOS comunes, de a pie, honestos, trabajadores, que aman esta patria: Estamos del mismo lado y sin darnos cuenta, nos ubicaron a jugar en una partida de ajedrez de dos jugadores como adversarios, cuando realmente esta partida es de cuatro; los tres jugadores que mencioné, representados por los delincuentes que se regocijan en el caos, y las élites políticas de ambos bandos -MUD y PSUV-. Este contendiente representado por muchos peones tricolores, no cuenta con el poder que tienen los otros adversarios, pero es mayoría y afortunadamente cuenta con unos fuertes caballos a lo que me referiré al final. Por los momentos, somos débiles, sólo falta la unión necesaria para consolidar un nuevo proyecto nacional, estamos en todos los sectores de la sociedad, somos los que queremos un mejor país, no nos amilanamos ante las dificultades, hacemos emprendimientos, estudiamos, trabajamos sin descanso, damos clases, defendemos la justicia en los tribunales, dirigimos y trabajamos en empresas, somos funcionarios públicos, combatimos el delito, informamos en los medios de comunicación, construimos grandes obras, velamos por la salud de los enfermos, invertimos, inventamos, investigamos, y más, es decir, hacemos todo lo que la sociedad necesita, MENOS DIRIGIRLA. Hablo en primera persona plural, porque somos una gran mayoría de venezolanos que lamentablemente nos hemos dejado tildar con todo tipo de epítetos divisionistas, permitiendo el entorno perfecto para que los demás jugadores muevan sus piezas según su conveniencia en detrimento de esta gran mayoría; urge entonces nuestra organización y reconciliación para trabajar en pro de un solo objetivo común: el desarrollo nacional. Por un perverso plan, nos enfrentaron en dos bandos, para tenernos divididos y hacernos débiles, pero la lucha es la misma de siempre, toda una sociedad contra una cúpula política, que ahora se tiñó de carmín y ha pretendido vestirse de pueblo para disimular sus intenciones, que es estar en el poder para enriquecerse desmedidamente. Es inaplazable para nuestro país, que hagamos que se cumplan los ciclos políticos propuestos por Aristóteles en su obra “La Política” hace ya varios siglos; ya es el momento que este país sea gobernado por una Aristocracia, pero una Aristocracia del Pensamiento, la solución a los problemas de este país no está en manos de los políticos porque ellos son parte del problema, tenemos que dejar de ser indiferentes y comprometernos en la reconstrucción del país. Nuestra amada tierra sólo saldrá de la crisis si los llamados a la reconstrucción nacional nos avocamos a la tarea en forma inmediata, es por ello que le pido a cada venezolano que haga un examen de conciencia del papel que ha desempeñado hasta ahora en la sociedad, y de lo que está dispuesto a hacer por ella. Esos llamados a la reconstrucción deben estar encabezados por los profesores universitarios, que con sus conocimientos académicos podrán dar luz al camino del desarrollo nacional y han de sembrar en sus alumnos la semilla de la libertad y del buen vivir; los jueces, quienes en nombre de la República están llamados a impartir justicia, y no a convalidar la vigencia de leyes inconstitucionales que pretenden pintar con cierto viso de legitimidad actuaciones administrativas que a todas luces son nulas de forma absoluta; los policías, que son los únicos con las herramientas, entrenamiento y conocimientos para combatir la guerra que la delincuencia nos tiene declarada; los militares institucionales, que desean portar con dignidad las armas de la Nación para salvaguardar la soberanía y el orden institucional, y no para reprimir injustificadamente a los que aspiran un cambio; los profesionales y empresarios, que en el ejercicio de su actividad permitirán dinamizar la economía; los dueños de medios de comunicación y periodistas independientes que aún quedan, y que deben ser garantes que la información pueda llegar imparcialmente a las personas, más allá de la pura propaganda; y muy importante, los padres, los maestros y las iglesias, que desde el comienzo de la vida formarán a los ciudadanos con valores, principios, ética y civismo. Es impostergable que los dirigentes políticos que realmente estén comprometidos con los intereses nacionales, que por las circunstancias están en uno u otro bando, pero que de corazón están de este lado del tablero y no de los otros dos, se pongan a la altura de la responsabilidad histórica que los tiempos actuales les imponen y se deslastren de esos extremos radicales opuestos, aún están a tiempo de escoger si permanecen como parte del problema o se constituyen como parte de la solución y se colocan del lado que la historia de Venezuela necesita.
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