Dada la crisis que padece el país, nuevamente están en la palestra los temas de diversificación de la economía, siembra del petróleo, industrialización del país, etc; sin embargo, un adecuado desarrollo nacional sólo podrá darse si se mejoran las condiciones que más adelante se detallan, debido a que industrialización no es solamente una decisión voluntaria, es el resultado de un conjunto de circunstancias que permitan que un proceso de esa índole pueda llevarse a cabo.
Está sobre entendido que no se puede seguir postergando el desarrollo industrial de Venezuela, que permita el estado de bienestar anhelado por todos los venezolanos, el cual sólo podrá darse con un decidido apoyo a la iniciativa privada, con empresas comerciales y manufactureras a todo lo largo y ancho del territorio, y con un Estado interventor con funciones reguladoras, estabilizadoras, promotoras y de fomento, que garantice la debida seguridad jurídica, de respeto a los derechos de los ciudadanos, de estabilidad monetaria, con un eficiente manejo del gasto público, que permita la existencia de una economía al servicio del hombre y no de los mercados, con el debido respeto a la dignidad humana y la satisfacción de las necesidades de los habitantes del país.
Empresas pequeñas y microempresas han aumentado considerablemente, muchas personas han migrado de sectores más grandes a economías más modestas, que si bien esos pequeños emprendimientos son necesarios, no son los que permitirán el desarrollo del país pensando en forma colectiva, ya que estas economías satisfacen solo algunas necesidades individuales, tales como una mejor administración del tiempo y solo si las circunstancias les aseguran el éxito, un incremento en las ganancias; pero normalmente se dedican a actividades comerciales y a ciertos servicios, lo que ocasiona que la actividad de manufactura esté desplazada en dicho sector. Adicionalmente, esos pequeños emprendimientos, por falta de conocimientos técnicos, legales y gerenciales a veces incurren sin querer en evasión de impuestos y en muchísimas ocasiones terminan en el más completo fracaso económico.
El desarrollo del país solo podrá darse, si proliferan las medianas y grandes industrias procesadoras de ingentes cantidades de materia prima, que abastezcan los mercados internos y externos, que sean generadoras de masivas cantidades de fuentes de empleo y de altas cuotas de impuesto, y que le permitirán al fisco aumentar sus ganancias y tener una mejor posibilidad de invertir en programas sociales.
Las condiciones que constituyen el ABC para industrializar un país son:
A.- Se requieren grandes cantidades de capital: En primer lugar, los inversores nacionales deben ser los llamados a hacer los grandes aportes en bienes de capital que se necesitan para industrializar el país, y cuando estos sean insuficientes recurrir a los extranjeros. Ya está más que probado que las inversiones por parte de nuestro rico Estado no han dado los resultados más idóneos, ya que no sólo se requiere el aporte de capital, esto debe venir acompañado de las mejores gerencias y una adecuada administración de los recursos materiales, humanos y financieros, y lamentablemente eso no ha sido posible en la gran cantidad de empresas estatales que recientemente tenemos funcionando. El camino no es sencillo, especialmente si no se garantizan las condiciones de estabilidad política, económica y social por parte de la gestión gubernamental, y la primera meta es reducir el nivel de riesgo país, para ello es imprescindible: 1.- respeto a la propiedad privada, 2.- garantía del Estado de Derecho o seguridad jurídica, 3.- libre comercio o un mercado abierto, 4.- un gobierno con límites en su actuación y 5.- una moneda sólida. Si no se reduce el nivel de riesgo país, no se generarán las necesitadas inversiones de capital.
B.- Mano de obra calificada: Tenemos una escasa mano de obra calificada, es necesaria la formación especializada en las complejas operaciones de la industria, y las innumerables técnicas que la manufactura moderna requiere. La educación en Venezuela será la única posibilidad de salir del atolladero en el que estamos, esta debe reformularse desde el bachillerato, los miles de bachilleres que se gradúan todos los años no tienen la preparación para ingresar al mercado laboral, las menciones de bachillerato, además de las que existen actualmente, deben ser en todo tipo de carreras técnicas y de agricultura. Por otro lado, el Inces debe tener un papel protagónico en esta misión, la especialización en todo tipo de oficios debe llegar a cada desertor del sistema educativo formal, para que tengamos trabajadores bien preparados. Finalmente, es necesario que las carreras universitarias en las áreas científicas, tecnológicas y de ingeniería sean el grueso de la matrícula, debemos tener un ejército de profesionales y trabajadores que se dediquen en nuestro país a la meta de lograr el desarrollo industrial.
C.- Se requiere un mercado: Uno de nuestros problemas es que no tenemos una vocación exportadora, la primera meta es el autoabastecimiento para dejar de depender de las importaciones, pero nuestro mercado de 30 millones de habitantes es pequeño, necesitamos que en el mediano plazo conquistemos los mercados internacionales, nuestras industrias y empresas deben salir de nuestras fronteras, nuestro consumo interno se hace insuficiente para lograr el desarrollo nacional, y en parte se debe a la desigual distribución de las riquezas, tenemos un alto nivel de consumo en una minoría opulenta de personas, en contraste con un bajo nivel de ingresos en una colosal mayoría de personas.
D.- Desarrollo Integral: El país tiene un desarrollo deficiente y desigual, ya esto nos lo explicaban los exponentes de la escuela de pensamiento económico conocida como los Estructuralistas Latinoamericanos, quienes nos decían que el problema de desarrollo de los países de nuestro continente, obedece a razones de tipo estructural, ya que no hay un desarrollo similar en todos los rubros industriales, ni en todas las áreas geográficas, debido en su mayoría a la especialización en el sector de extracción de materias primas y apenas un pequeñísimo porcentaje de productores agrícolas, que trae como consecuencia la acumulación de riquezas en muy pocas manos, así como modernas ciudades en las que simultáneamente confluyen otra gran cantidad de habitantes en condiciones de hacinamiento y miseria, que provienen del éxodo campesino hacia esos destinos en busca de mejoras económicas. El desarrollo del país debe ser integral, no pueden seguir ubicándose las industrias en las mismas áreas geográficas, debe de una vez por todas darse la conquista territorial y expandirnos. La transformación de materias primas en productos terminados dentro de nuestro territorio debe ser la premisa, y no la simple extracción.
E.- Mejor administración de los recursos provenientes del petróleo: La siembra del petróleo se vuelve una meta más lejana, la caída del aparato industrial venezolano crece a pasos cada vez más agigantados, las condiciones de estabilidad necesarias para que se produzca la inversión son muchísimo más precarias, el ahorro que la naturaleza dejó en nuestro subsuelo para nuestra fortuna y a la vez nuestra miseria no ha sabido ser aprovechado. La herramienta es el presupuesto nacional, el cual en su mayoría es elaborado con los ingresos provenientes del petróleo (96% de las exportaciones son de este rubro) y que no se ha orientado hacia la inversión, ni al desarrollo industrial de otros rubros, en especial la agricultura, el gasto público no puede seguir destinándose a actividades sin retorno futuro. Es una realidad que la industria petrolera venezolana cada vez es menos eficiente, ya que si contrastamos las cifras de empleados de Pdvsa y barriles extraídos, de la actualidad con las existentes antes del paro petrolero, podemos comprobar la caída de la eficiencia de nuestra principal empresa, producto de la migración de personal calificado hacia transnacionales que hacen vida en el exterior. Esta situación es la que debemos revertir, es necesario intentar traer nuevamente a nuestros técnicos especializados en petróleo, u ofrecer las condiciones más idóneas para captar trabajadores extranjeros y hagan de Venezuela su nuevo hogar, pueda Pdvsa llegar a los niveles de eficiencia que antes tenía, mejorar sus ingresos, diversificar la economía y lograr la tan esperada siembra del petróleo.
F.- Es imprescindible una reforma agraria: Las tierras no pueden seguir siendo propiedad del Estado, debe dotarse al campesinado venezolano del suficiente elemento motivador para que hagan de la agricultura su forma de vida, su sostén económico y de herramienta de progreso para su familia. Con la propiedad sobre la tierra en la que trabajan, pueden para efectos de expansión y tecnificación en la agricultura optar por préstamos en el sistema financiero, para tener las necesarias reservas de capital para darle empuje al sector, y a la vez dinamizar el mercado bancario, que también necesita un impulso para el desarrollo nacional. La Reforma Agraria no puede seguir siendo la estrategia de demagogia de adjudicar tierras a familias campesinas sin cooperación técnica, asistencia financiera y servicios de mejoramiento y mercadeo, debe ser una herramienta que evite asentamientos campesinos que han resultado en fracaso y niveles bajos de producción. La educación en materia de agricultura es imprescindible para el logro de estos objetivos, las menciones de bachiller técnico en agricultura, cursos de extensión del Inces y carreras universitarias en Agronomía deben tener un alto grado de promoción por parte del Estado.
G.- Una reforma tributaria motivadora: Con una reforma tributaria que sirva como elemento motivador para ciertas actividades, especialmente la industrial, puede lograrse la proliferación de este tipo de empresas, las tasas arancelarias para ciertos productos deben cambiarse, y la exoneración del impuesto sobre la renta en forma temporal, puede convertir a Venezuela en un paraíso para las inversiones.
H.- Políticas de inmigración: Debemos establecer una política de inmigración seleccionada, no es justo que sigamos permitiendo que cualquier extranjero sin la debida preparación ingrese en forma ilegal a nuestro país, haga vida acá, envíe remesas al exterior utilizando divisas que necesitamos, entre en la economía informal, no pague impuestos y ocupe fuentes de trabajo que deberían ser de nosotros los venezolanos. Las puertas del país deben estar abiertas a profesionales de otros países que ocupen las vacantes que tenemos y que no ha sido posible ocuparlas con venezolanos, a personas que ingresen por la vía regular, cumpliendo con todos los requisitos de inmigración, pagando sus impuestos, impulsando el progreso, colaborando con su preparación técnica y su experiencia a los múltiples y variados menesteres que el desarrollo de una nación moderna requiere. En cualquier país del mundo hay políticas de puertas abiertas para ciudadanos extranjeros, que demuestren la preparación académica en ciertas actividades, estén dispuestos a pagar puntualmente sus impuestos, quieran establecerse en zonas económicamente deprimidas para impulsarlas, y pongan a disposición una cantidad de dinero que garantice el cumplimiento de cualquier obligación civil, penal, administrativa o tributaria. Esas mismas estrategias debemos implementarlas en nuestro país.
I.- Reapertura de las puertas a los emigrantes: La fuga de cerebros venezolanos que sufrimos recientemente debe ser revertida, para ello deben garantizarse las condiciones de desarrollo integral de la persona humana que cualquier individuo requiere, la seguridad jurídica, la estabilidad económica, el poder adquisitivo de la moneda y la seguridad personal deben ser los grandes objetivos en la actuación del Gobierno.
J.- Protección de la soberanía sobre el territorio: El resguardo de las fronteras marítimas, aéreas y terrestres debe tener especial atención por parte del sector militar, el tráfico de drogas, contrabando e ingreso ilícito de extranjeros debe ser de una vez por todas controlado.
K.- Guerra a la delincuencia y la corrupción: La existencia de estos dos flagelos tiene estancado el desarrollo de nuestra sociedad, siempre se habla de guerras en nuestro país, con enemigos quizás un poco imaginarios (guerra económica, guerra comunicacional, guerra imperial, etc.), los enemigos de Venezuela están desde hace tiempo bien conocidos por todos y constantemente padecemos los daños de sus ataques, esos dos enemigos son delincuencia y corrupción, todo el aparato represor y jurídico del Estado debe orientarse a ganarle la guerra a esos dos enemigos, de los cuales me referí en mi pasado artículo “El Pentágono de la Crisis Venezolana”.
L.- Seguridad Jurídica e Independencia de los Poderes: La guerra del punto anterior sólo podrá ganarse si rescatamos la institucionalidad de los distintos órganos de los poderes públicos, prescindir de las actuaciones puestas al servicio de una parcialidad y colocarlas a favor de la sociedad y su desarrollo. Para ello deben aumentarse la cantidad de funcionarios operadores de justicia, policías, fiscales, jueces, contralores, etc., quienes son los únicos que podrán garantizar un país con la seguridad jurídica que tanto necesitamos. La elección de los altos jerarcas de los poderes públicos debe ser realizada por medio de un sistema que tenga el apoyo de la gran mayoría de los venezolanos, y del cual me referiré en mi próximo artículo.
M.- Un mejor manejo de la economía: Acá no quiero extenderme mucho para no hacer este artículo más extenso, y en otra entrega referirme exclusivamente al tema económico.
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