El Intervencionismo Estatal a lo largo de la Historia
La diatriba entre Intervención
del Estado en la Economía y la Libertad Económica es tan vieja como el mundo
mismo, desde que se empieza a hablar de civilizaciones. En los Imperios Egipcio, Hitita y Asirio se
puso en práctica un sistema de dirigismo económico con intervención del Estado
en la economía bastante profundo. En
cambio en Mesopotamia privaba la libertad económica, la tierra como factor de
producción era de propiedad privada, solo estando obligados a contribuir con el
mantenimiento de diques y canales.
En Mesopotamia los artesanos eran
dueños de su taller, podían trabajar para empresarios y podían vender
libremente sus productos y comprar sus insumos, los intercambios comerciales
importantes con el exterior se hacían por sociedades que operaban con capitales
del palacio, de los templos y de los particulares. Se especializa la función bancaria, incluso
se extiende el crédito hipotecario.
Predominaba el trueque pues
realmente no había propiamente una economía monetaria, pero si podía hablarse
de una economía pre-monetaria por el incipiente sistema bancario que surgió. La parte estable de Mesopotamia fue
Babilonia, pero con las invasiones Hititas y Asirias se acabó el estado Babilónico.
Por su parte, en Egipto,
fundamentalmente agrícola, las tierras eran propiedad del Faraón y se daba en
posesión a los cultivadores. La producción se entregaba al Estado, la
distribuía a la población y se reservaba un quinto para la Corte, los
sacerdotes y dejaba una parte para contingencias. Similar sistema se aplicaba a las artes y
oficios. La población se censaba, se ubicaba en las parcelas y se fijaban los
impuestos, teniendo extrema importancia los escribas. Había industrias o talleres del Estado en las
áreas textiles, cobres, muebles, orfebrería y bebidas, se reservaba las
canteras y por su cuenta construía edificios, templos y monumentos. Todo el
trabajo era ejecutado fundamentalmente por esclavos. El Estado hacía posible la enorme
infraestructura de diques, canales y manejo del agua del Nilo, imprescindible
para la agricultura. El intercambio se
hacía por trueque, aunque transacciones importantes de tierra y ganado se
podían realizar en metálico.
En Grecia hay propiedad privada
con algunas intervenciones del Estado, lo más importante del mundo helénico es
la introducción masiva de la moneda lo que permite su desarrollo pues Egipto,
Babilonia, Hititas, Asiria, Fenicia y Cartago operaban básicamente por trueque.
Las ciudades-estados comienzan a acuñar monedas, predominando el dracma
ateniense entre el siglo V y VI.
Alejandro Magno de Macedonia
conquista Grecia e introduce una reforma monetaria en donde combina el sistema
macedónico y el persa, pues en Macedonia 1 tetradacma de oro = 25 dracmas de
plata, y en Persia 1 darica de oro = 20 siclos de plata. Asimiló el dracma y el
siclo, bajó el tetradacma a 20 dracmas de plata, de esta forma se unifican lo
patrones monetarios en todo el Imperio, lo cual facilita las operaciones comerciales,
aunado a la conquista y captura de los tesoros de los reyes orientales, trae
como consecuencia un inmenso aumento de la circulación monetaria, y todas las
zonas comerciales basadas en trueque abandonan ese sistema.
Aunque Platón era colectivista,
Aristóteles se pronuncia por la propiedad privada e individual, siendo mentor
de Alejandro Magno, Grecia se caracteriza entonces por ser una economía de
propiedad privada pero sujeta a la intervención del Estado, en algunos
aspectos, como el monetario antes descrito.
Luego en Roma, existe la
propiedad privada consagrada en leyes, libre disposición de productos por parte
de cultivadores y productores, pero con amplia intervención del Estado, para
evitar el acaparamiento, escasez y monopolios, controlar precios, armonizar
precios y salarios, algunas veces prohibían los intereses en los préstamos,
restringir el tamaño de las tierras, pescar de noche, prohibir a los soldados
ejercer el comercio, controlar pesas y medidas, incluso en ocasiones hubo
prohibiciones de importación y exportación de ciertos productos, entre otras
tantas medidas.
Cuando desaparece el Imperio
Romano y comienza la Edad Media, surge el feudalismo y prácticamente el Estado
desaparece, existen grandes latifundios y los talleres de reparación están en
el seno de los mismos. El carácter universal de la Iglesia predomina. Acá puede
hablarse de una nula intervención del Estado, pues los señores feudales y los
mercaderes que iban por todo el territorio establecían relaciones comerciales
de libre mercado.
Es en la época del Renacimiento
en donde se crean los Estados Nacionales que necesitaban unificar y centralizar
el poder, empiezan a aparecer pequeñas comarcas en torno a los grandes
latifundios y es allí donde surge una actividad económica independiente cuando
se trasladan allí los talleres de reparación y artesanos.
Es cuando se da lugar a la
política mercantilista, eminente intervencionista, que procuraba luchar contra
el universalismo de la iglesia, levanta el nacionalismo por encima del localismo
o particularismo de los fueros de las ciudades, unificándolas dentro del
conjunto nacional. El mercantilismo
procura robustecer el poder del Estado, la actividad económica se debe traducir
en un excedente comercial al entrar en el intercambio internacional, se deben
acumular metales preciosos para enfrentar cualquier emergencia, guerra o
circunstancia adversa con otros estados nacionales.
Al término de la Edad Media, nos
conseguimos con la Edad Moderna, en donde la formación del capitalismo
comercial pasa por un proceso de formación de casi tres siglos, iniciado en el
siglo XVI y que culmina en el siglo XVIII, a pesar que el individuo debía
someterse a los grandes fines del Estado, el Estado mercantilista, gracias a la
intensificación de los intercambios comerciales y la acumulación de capital por
parte de los mercaderes, se buscó que hacer con ese dinero y se destinó a los
avances tecnológicos, lo cual derivó en la Revolución Industrial.
El proceso de formación del
capitalismo pasa por tres fases: Artesanado, Industria Dispersada e Industria
Manufacturera, en donde los países que logran culminar el proceso logran un
elevado desarrollo económico en comparación con los otros que no pudieron
hacerlo, y después de casi doscientos años de grandes medidas proteccionistas a
su industria nacional aplicadas desde el Estado, con prohibición de
importaciones, desarrollo marítimo comercial, e incluso ataques a flotas
mercantes extranjeras, es cuando comienza la promoción del Libre Mercado por
parte de los países dentro y fuera de sus fronteras.
El Liberalismo Económico, es
descrito a partir de la observación que en el mundo civilizado realizó Adam
Smith y que plasmo en su obra conocida como “La Riqueza de las Naciones”, en
donde se plantea la nula intervención del Estado en la economía, a través del
“dejar hacer dejar pasar” para que “la mano invisible del mercado” corrija
cualquier injusticia o distorsión a través de las Leyes de la Oferta y la
Demanda.
En otra parte del mundo, la defenestración
del poder al Zar Nicolás II, por las Fuerzas Armadas Rusas, lideradas por las
fuerzas liberales de Kerensky, no contó con la ayuda económica estadounidense
del presidente Wodrow Wilson, lo cual generó un segundo golpe de Estado
propiciado por el Partido Comunista encabezado por Lenin que contó con la ayuda
de Alemania, y dio como resultado el mayor intervencionismo estatal que ha
visto la humanidad en casi la mitad de los países, con la instauración en el
territorio ruso, chino, países de Europa oriental, Asia, África e incluso
América, de las medidas para acabar con la lucha de clases y establecer la
dictadura del proletariado que propuso
Marx y Engels en el “Manifiesto Comunista”.
Está el mundo dividido en dos
formas de establecer las relaciones económicas y políticas, cuando ocurre la
Gran Depresión en el mundo del Libre Mercado, y surge el Keynesianismo como
otra forma de intervención estatal, que utiliza la herramienta de la política
fiscal para dinamizar la economía, sin intervenir en las relaciones de
producción, pues no cree en el exceso de dirigismo estatal, pero que busca
manipular las variables empleo, dinero e interés, de modo que se puedan
equilibrar los agregados macroeconómicos, y por sobre todo las oferta y demanda
agregadas.
Es cuando el mundo ahora se
divide en Primer Mundo, países de Libre Mercado; Segundo Mundo, países
socialistas-comunistas con una economía centralmente planificada sumamente
intervencionista, sin propiedad privada sobre los medios de producción; y
Tercer Mundo, países con respeto a la propiedad privada sobre los medios de
producción, con una pronunciada intervención del Estado, marcado por el uso
exagerado de las medidas Keynesianas.
Específicamente en nuestro
continente, comienza el proceso de “sustitución de importaciones” propuesto por
la Escuela Estructuralista Latinoamericana, especialmente la CEPAL y el
argentino Raúl Prebisch, que busca equilibrar la acumulación de riqueza entre
los países del Centro y la Periferia, en donde acompañado de las medidas
Keynesianas el Estado interviene en la economía financiando a la industria
local, pero a costa de grandes endeudamientos estatales, lo cual generó la
crisis de deuda externa por parte de los países deudores en donde los países
acreedores buscaban equilibrar a través del incremento en las tasas de interés,
sus caídas en la demanda, producto del autoabastecimiento latinoamericano y
ahora el desarrollo de Japón y Alemania que comenzaron a aportar a la oferta,
luego de su recuperación posterior a la segunda guerra, en la que también
influyó el Plan Marshall, que también representó intervención estatal por parte
de las potencias ganadoras del conflicto, y que propuso Keynes para no incurrir
en el error de las sanciones de la I Guerra y que trajeron como consecuencia el
surgimiento del Nazismo.
Es por ello, que aunque el
Keynesianismo y el Estructuralismo Latinoamericano CEPALIANO supieron responder
a las necesidades del momento, surgen las crisis de deuda y de la Inflación, y
el Monetarismo predica la importancia de la Política Monetaria por sobre la
Política Fiscal, pasando dicho sistema por una intervención del Estado,
buscando como controlar la inflación a través de la cantidad de dinero
inyectada por el Estado en la economía.
El Neoliberalismo procura
entonces instaurar el Libre Mercado a través de la inversión de las
multinacionales, la especialización internacional del trabajo y la aplicación
de medidas que permitan corregir los agregados macroeconómicos, para corregir
los malos resultados que la intervención del Estado produjo en América Latina,
con medidas de shock, que a mi juicio fue el error, pues se generaron
implosiones sociales en el continente que motivaron, a pesar de la aparente
muerte del comunismo con caída del Muro de Berlín y el colapso de la URSS, a la
formación del Foro de Sao Paulo y el renacimiento del Socialismo del siglo XXI,
en varios países, en donde volvemos al Intervencionismo Estatal.
Como vemos la pugna entre
Intervención Estatal y Libre Mercado es casi tan universal y antigua como la
civilización, no pudiendo encontrar la Sociedad una fórmula que permita
equilibrar los conflictos de interés y poder de sus diferentes miembros, pues
los seres humanos a diferencia de los animales que quieren para vivir, nosotros
vivimos para querer, es decir, satisfecha una necesidad nos creamos una nueva,
es por ello que siempre surgirán los conflictos políticos del “querer poder” y
los conflictos económicos del “querer tener”, que se traducen en Intervención
Estatal o Libre Mercado.
Solo en la medida que una
sociedad tenga una Sociedad Civil educada, organizada y consciente de la
importancia de valores universales como la Libertad y la Igualdad ante la Ley,
pero con un sentido ético de respeto a los derechos de los demás conciudadanos
y el medio ambiente, podríamos hablar de
una sociedad que respete todas sus libertades, entre ellas las económicas de
producir, intercambiar y distribuir toda clase de bienes y servicios, con la
única limitación de no afectar la vida, la libertad y la propiedad ajena.
Sólo en ese nivel de evolución,
lo cual es algo utópico, se podría hablar de no requerir la intervención del
Estado, pues así como la economía es cíclica, también lo es la Política, los
ciclos de las formas de gobernar ya fue expuesta desde la antigua Grecia y nos
hablan de la instauración de una forma de gobierno, su degeneración y
sustitución por otro sistema distinto. Lo traigo a colación porque Economía y
Política van indisolublemente atadas. Es
por ello que en lo particular me quedo con la máxima “Tanto Mercado como sea
posible y tanto Estado como sea necesario”.
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