La Economía de Libre Mercados con Competencia Perfecta
En mi artículo pasado, les
comentaba en primer término el error que significó y significa aún el Modelo
Chavista para la Sociedad Venezolana, pues no pasa de ser una mala
improvisación, luego pasé a tratar de dilucidar la gran incógnita de cuál
debería ser el Modelo idóneo, ya que la receta Chavista hasta ahora sólo ha
servido para causar esta profunda crisis; también les decía que tengo el pleno
convencimiento que progresiva y gradualmente debemos insertarnos en el
de una “Economía de Libre Mercados con Competencia Perfecta”, el cual explicaré
en los párrafos siguientes.
Pero antes, como aún hay
resistencia en muchos venezolanos en aceptar que el Modelo Chavista es un
fracaso para esta y cualquier sociedad en el que se implante, creo que siempre hay que dedicar algunas
líneas en explicarlo, porque más allá de que es inconstitucional y contrario a
la naturaleza humana, ya la rueda de la historia ha girado para indicar que las
condiciones que generaron que dicho modelo surgiera y se implantara, no
volverán más nunca, pues es un Modelo sostenible únicamente con un valor del
precio del petróleo por encima de cien dólares por barril, y ya la cobija no
alcanzará para seguir arropando el nivel de gasto público que se requiere para
sostener ese absurdo modelo.
Quiero
enfatizarlo nuevamente, ¡Compatriotas!, si no se desata una guerra en el mundo,
jamás ni nunca el precio del petróleo volverá a superar los cien dólares, por
lo cual es imposible pretender seguir auspiciando un modelo como el propuesto
por el fallecido Presidente. Pues bien,
hecha esta pequeña digresión quedará hasta acá el asunto petrolero porque ahora
es que dicho tema da tela para cortar y nos referiremos a él en algún futuro
artículo.
Además hice la aclaratoria que
dicho régimen de Libre Mercados con Competencia Perfecta solo sería posible y
viable aplicando la Tesis de la “Economía Social de Mercados”, ideas planteadas
por Ludwig Erhard, artífice del conocido “Milagro Económico Alemán”.
Dicha “Economía Social de
Mercados” fue definida por Juergen B. Donges como un régimen en el que se
respetan la libertad contractual y la autonomía de las organizaciones sociales
(concretamente los sindicatos laborales y las federaciones patronales) y en la
que el Estado asume el compromiso de corregir, dentro de ciertos límites, los
resultados distributivos que genera el mecanismo del mercado.
Los intentos para que pueda darse
en nuestro país una economía de libre mercados, han fracasado porque no ha
podido evitarse la cartelización, o formación de monopolios empresariales, en
ese sentido, para combatirlos, la Revolución Socialista incurrió en un craso
error, siendo peor el remedio que la enfermedad, y fue el establecer a través
de las expropiaciones, los monopolios más perniciosos que hay para las
sociedades, los Monopolios de Estado.
El propio Erhard nos dice al
respecto: “Sin exageración ninguna afirmo que una ley de carteles basada en su
prohibición debe estimarse como la indispensable ley fundamental de la
economía. Si el Estado falla en este terreno, pronto podrá darse por perdido el
sistema de ‘economía social de mercado’. Este principio aquí proclamado obliga
a no reconocer a ningún ciudadano el derecho a oprimir la libertad individual o
a restringirla en nombre de una libertad mal entendida ‘Bienestar para Todos’ y
‘Bienestar para la Competencia’ son postulados inseparables, el primero marca
la finalidad; el segundo, el camino que
conduce a ese fin”.
Ahora bien, una vez establecida
como premisa la existencia de una “Economía Social de Mercados” -la cual es la
manifestación de una Economía que esté al servicio del Hombre en primer lugar, y
subsidiariamente de los Mercados como tal-, como fundamento de una “Economía de
Libre Mercados con Competencia Perfecta”, nos toca hablar de cuáles son las cinco
condiciones para la existencia de la tan citada Competencia Perfecta.
Al respecto, nuestro célebre
Domingo Maza Zavala nos decía: en primer lugar, la primera condición se refiere
al número y tamaño de las unidades de producción (empresas), y de consumo
(compradores), la capacidad productiva de cada una de las empresas que componen
la industria debe ser tan reducida que la producción de una firma tomada
individualmente constituya una porción insignificante de la producción total
del sector industrial. Igualmente es
necesario que las unidades de consumo sean numerosas y pequeñas.
La segunda condición se refiere a
que se garantice la inexistencia de impedimentos para la actividad económica en
general, condición que presupone que el gobierno no intervendrá en forma alguna
que pueda afectar las decisiones en cuanto al volumen de producción, las
decisiones del consumidor o el precio del producto.
En tercer lugar, se requiere la
completa libertad de movimiento de los factores de producción así como de los
artículos producidos, de modo que se produzcan ajustes automáticos en sentido
positivo frente a cualquier cambio que ocurra en las condiciones del mercado.
La cuarta condición, es la
libertad de entrada y salida de las unidades de producción a los sectores
económicos. Y, finalmente, en el puesto número cinco, un mercado de competencia
perfecta presupone perfecto conocimiento de las condiciones de mercado, a lo
cual yo me permito agregar, la coexistencia de seguridad jurídica.
En Venezuela desde que nació la
Democracia en 1958, no han estado dadas las condiciones para que exista, ni el
libre mercado, ni la competencia perfecta, incluso en mi artículo anterior les
hablé que parte de la culpa de nuestro estado actual de crisis son los 17 años
de Socialismo Psuvista, a los cuales hay que sumar los 40 años de Socialismo
Adeco y Copeyano, tanto así que las libertades económicas previstas en la
Constitución de 1961 fueron restringidas por decreto.
El subdesarrollo venezolano es
económico porque lo ha generado el subdesarrollo político que pulula en las
mentes de nuestros dirigentes, que permiten y son cómplices en la generación de
monopolios económicos a los cuales no les conviene un régimen de competencia, lo
que hace que la condición más importante para lograr el éxito empresarial sea
tener un amigo burócrata al cual darle un incentivo, en lugar de ser eficiente
en la administración de recursos, problemática surgida muchas veces como
contraprestación al financiamiento de campañas electorales, lo que confirma uno
de nuestros peores problemas como cultura, el fatídico clientelismo partidista.
Estando conscientes de esto, hay
que comenzar el proceso de cambio, para inmunizarnos de ese cáncer que liquida
a las sociedades, el Socialismo, con unas estrategias que permitan el cambio
progresivo, sostenido y continuado de un régimen a otro. ¿Difícil?, sí; ¿imposible?, NO;
y hay ejemplos por todas partes del mundo, Alemania, Japón, Corea del Sur y
China, por citar unos pocos casos, dan cuenta que cuando se deja atrás el
absurdo modelo de las economías centralmente planificadas y se entra en la vía
sensata de la libertad económica, es cuando se logra un elevado Estado de
Bienestar en su población con un alto grado de “Suprema Felicidad”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario