En estas líneas les hablaré de las premisas que en mi criterio, deberían considerarse para superar la complejidad de la Crisis Venezolana centrándome en el plano político, pues aunque en la actualidad se siente en mayor medida el aspecto económico, lo político es determinante en los efectos de esta crisis. Por ser un tema tan extenso, acá conseguirán unos primeros lineamientos generales, luego en el siguiente artículo trataré lo Económico, para contribuir con varias ideas que pudieran ayudar a que nuestro país pueda tener la suficiente capacidad financiera para cumplir con los compromisos adquiridos y embarcar a nuestra amada Nación por la senda del desarrollo; después disertaré sobre lo Social, con énfasis en la Salud, la Educación, la Seguridad Ciudadana, la Seguridad Jurídica, la Vivienda y la Calidad de Vida.
Posteriormente, volveré con algo fundamental en el aspecto Político como es el ejercicio de la ciudadanía para que la sociedad civil organizada tenga un papel vital en la consolidación de ese etérea y abstracta idea de Democracia Protagónica de la que tanto nos hablan y que no sabemos cómo hacer para empezar a desempeñar ese protagonismo; y para culminar con lo político, en otra entrega les hablaré no solo de la Democracia Protagónica, sino de una Democracia Plena en donde coexistan otras variantes al respecto, como una Democracia Personalista, una Democracia Pluralista, una Democracia Participativa y una Democracia Orgánica, para que podamos dejar atrás esa Democracia Popular tan perniciosa para la Sociedad, a la cual acertadamente una vez un Presidente dijo, “la diferencia que hay entre una Democracia y una Democracia Popular, es la misma que hay entre una camisa y una camisa de fuerza”.
Más allá de tratar las diferentes formas de hacer política y cuál es el gobierno ideal, me quiero centrar en argumentar qué es lo funcional para Venezuela, la idea del Pragmatismo es la base para encaminar el país por un mejor rumbo, esas trascendentales discusiones que pueden darse en la actualidad, tomando como base los postulados filosóficos de Platón, Aristóteles, Polibio, Maquiavelo, Bodino, Hobbes, Vico, Locke, Montesquieu, Bolívar, e incluso Hegel y Marx; son importantísimas para abonar positivamente en el debate de politólogos, políticos y politiqueros, si es que pudiesen estar los dos últimos a la altura de las circunstancias que los tiempos actuales demandan, ya que es fundamental que consideremos toda esa enriquecedora historia política, y podamos construir una política hecha a nuestra medida; quiero afirmar enfáticamente que debemos estudiar ese pasado, con la finalidad de comprender nuestro amargo presente y darle un vuelco positivo a nuestro promisorio futuro.
Nuestro sistema jurídico, encabezado por la Constitución Nacional, tiene unas instituciones bien claras y definidas a las que hay que darle mayor vigencia en el quehacer diario de nuestra vida en sociedad; comprende varios principios fundamentales como la “alternabilidad en el poder”, los “mandatos revocables”, las “ideas Bolivarianas”, la “democracia protagónica”, el “ingreso por concurso a la administración”, la “autonomía y separación de poderes”, el “ejercicio de la ciudadanía” y el hecho que la “soberanía reside en el pueblo”.
Por otro lado, a pesar que muchos consideran a nuestra Constitución como de avanzada, como extremadamente moderna y garantista de todos los Derechos Humanos habidos y por haber; en mi criterio tiene algunos artículos que contravienen esos principios fundamentales detallados en el párrafo anterior, y que habría que corregir por medio de una sencilla Reforma Constitucional como la que ya se efectuó anteriormente, la cual no se hizo con la finalidad de mejorar las condiciones de los venezolanos, sino para permitir la perpetuación en el poder de quienes lo detentan.
En otro orden de ideas, es importante alertar que el fallecido Presidente Chávez, abrió las puertas de algo bastante peligroso para nuestra convivencia en sociedad, y es el hecho de ejercer el poder sin límites, sin plan ni concierto, con un desempeño signado por meras improvisaciones, un actuar de acuerdo “al me la gana” y “porque me provoca”, situación que aún sigue latente en los que se mantienen en el poder, y seguirá siendo muy grave para los ciudadanos comunes, ya que en caso de que se consolide el cambio necesario de gobierno, esa puerta seguiría abierta, y no tenemos garantía alguna que los próximos gobernantes en el futuro, ejercerán ese gobierno con los límites necesarios y propios de una nación civilizada. Sólo con una Sociedad Civil organizada, que impida tan arbitrarios desaciertos en el futuro por parte de los gobernantes, se podría garantizar la estabilidad política que se requiere para que el país se desarrolle adecuadamente, con un equipo de gobierno que ejerza el poder en función de los intereses nacionales y no que garantice todos los privilegios para sí.
Es imperativo reforzar el principio de “autonomía y separación de poderes” para que el poder tenga límites, ya desde hace siglos nos dicen que solo el poder pone freno al poder, y la multiplicidad de cinco (5) poderes existentes en Venezuela no debe ser formal y aparente como está establecida en nuestra Constitución, esa separación de poderes debe ser real y palpable, y los ciudadanos deben ser muy acuciosos en esta reclamación, cuántas irregularidades se podrían evitar si el Poder Ciudadano compuesto por la Contraloría, la Fiscalía y la Defensoría ejercieran a cabalidad sus facultades constitucionales, ni que decir de los otros dos (2) tradicionales poderes, el legislativo y el judicial.
La Democracia Protagónica no debe solo limitarse a acudir a votar a las urnas cada cierto tiempo, o a que los Consejos Comunales de vez en cuando reciban unas migajas del presupuesto nacional para hacer una que otra obra de infraestructura en su sector, esta Democracia Protagónica puede consolidarse con el ejercicio pleno de la Ciudadanía, a la cual nos referiremos prontamente.
No podemos seguir dándole largas a la vigorización de la Democracia Protagónica, y solo eso podrá darse con una verdadera organización de la Sociedad Civil, donde se empodere realmente a la población venezolana, no tomándolos en cuenta constantemente con discursos populistas, sino transfiriéndoles verdaderas cuotas de poder, que sean elementos determinantes en la toma de decisiones de los destinos de nuestro país.
Ahora bien, volverá la pregunta de hace algunos años, Sociedad Civil ¿Con qué se come eso?, Sociedad Civil son las diferentes organizaciones que tienen alguna influencia en nuestro país, con un ámbito de acción lamentablemente muy reducido, porque se le ha dejado el grueso de las funciones y responsabilidades a unos políticos que no están a la altura de las demandas de estos tiempos modernos.
En anteriores ocasiones les he dicho que los políticos tradicionales no pueden ser parte de la solución, porque ellos son parte del problema, en Venezuela en vez de políticos que discutan los asuntos trascendentales del país y como resolver nuestros problemas estructurales, tenemos politiqueros que parecen más bien conductores de programas de farándula, sólo metiendo chismes de sus contrarios, contradiciendo cualquier idea que la otra bancada propone sin ningún argumento válido, no reconociendo los méritos que pudiesen tener, expresándose de falacia en falacia, recordando un pasado que supuestamente es determinante de nuestro presente, y sin asumir con valentía la más mínima cuota de responsabilidad en los problemas.
En Venezuela es imprescindible que surja una nueva forma de hacer política, con una generación de nuevos políticos que no sólo critique, sino que haga propuestas bien concretas a la crisis sistémica que padecemos, que le pongan fin al progresivo proceso entrópico que sufrimos. Sólo en una Sociedad Civil organizada que desplace a esos políticos, podría darse la solución a una gran parte de los problemas.
En qué organizaciones de la Sociedad Civil podríamos apoyarnos más allá de los tradicionales partidos políticos, pues en los sectores donde estén contenidos esa gran cantidad de ideas dinamizadoras de la política y la economía y con propuestas concretas para atender las necesidades sociales de la población, es decir, en las Universidades Autónomas, los Colegios Profesionales, las Fundaciones, las Organizaciones no Gubernamentales, las Academias Nacionales, las Iglesias de distintos credos, y ¿por qué no?, los Sindicatos y Consejos Comunales también, dignos representantes de las masas trabajadores y la comunidad de más bajos recursos organizada.
Por otro lado, acá hay una exasperante confusión entre las Políticas de Estado y las Políticas de Gobierno, siendo las primeras fundamentales, deberían trascender en el tiempo independientemente del que resulte electo para encabezar al Poder Ejecutivo. Entre esas Políticas de Estado deberíamos tener el asegurar una educación no tanto de cantidad, sino de calidad, la neutralización de la delincuencia y la corrupción, así como la dinamización de la economía con miras a lograr el desarrollo industrial, en consecuencia el pleno empleo para toda la población capaz y activa, el control de la inflación y, finalmente, la erradicación de la pobreza, no regalando todo tipo de cosas, con el más descarado populismo, sino enseñando al pobre a dejar de ser pobre, con educación y oportunidades de trabajo, pues es ello lo que garantizaría su permanencia en un estrato social de clase media. En cuanto a los flagelos de la corrupción y la delincuencia, ya deben empezar a ser vistos como lo que son, no como posibles electores a los cuales no vamos a atacar porque allí tenemos aliados, sino como un cáncer que enferma a nuestra sociedad y es imprescindible extirpar.
Como les decía en otro artículo, hay tres decisiones fundamentales en política, la primera es cómo se concibe al hombre, lo cual conforma la base estructural para diseñar una adecuada política de gobierno, en nuestro caso, no se puede seguir gobernando dividiendo a la población entre buenos y malos, considerando el estrato social al cual pertenece, el patrimonio que pueda tener o la inclinación político partidista, si hay que dividir a la población para gobernar adecuadamente es entre funcionarios públicos honestos y corruptos, personas honradas y delincuentes, hombres y mujeres trabajadores y los que no les da la gana hacerlo, independientemente a su pobreza, riqueza o conciencia de voto. Sólo de esa forma se pueden establecer las alianzas correctas e identificar a los adversarios reales de nuestra sociedad, una vez más, los corruptos y los delincuentes, Venezuela debe dejar de estar dividida en función de por quién votaron, todos somos un mismo pueblo que necesita trabajar en conjunto en pos de un solo objetivo.
La siguiente decisión fundamental se refiere al nivel de Libertad e Igualdad que se quiera garantizar, pues para los defensores acérrimos de la mínima e incluso nula intervención gubernamental y con garantía de libertad plena en todos los sentidos, bien sean personales y económicas, hay un efecto contraproducente en ello, ya que una libertad económica absoluta incrementa las desigualdades e injusticias en la población, y es allí donde el Gobierno debe ejercer el papel de tutela, fiscalizador y tercero parte imparcial. Las libertades económicas deben tener un límite y es el de no menoscabar los derechos ambientales, de los trabajadores y del resto de los ciudadanos. Acá reafirmo la tesis de la Economía Social de Mercados, “tanto Estado como sea necesario, y tanto Mercado como sea posible”.
El tercer aspecto se refiere al nivel de desarrollo y bienestar en la población, es innegable que los dos últimos gobiernos fueron totalmente ineficientes en el primer rubro, y creyeron que solo aplicando una filosofía del tipo hedonista podría mantenerse indefinidamente el país garantizando el bienestar absoluto de la población, aumentando su campo de acción a niveles incontrolables en educación, salud, vivienda, industria, comercio, etcétera; pensando que la industria petrolera podría rendir suficientes e ilimitados frutos para ese nivel de gasto o inversión pública y corrupción, pero ya está bien demostrado que la mejor política de gobierno es la que pueda combinar cierto nivel de erogaciones destinadas al desarrollo del país con otras tantas al bienestar de la población, para que en algún momento pueda diversificarse la economía y superarse el pernicioso rentismo petrolero que tanto nos aqueja. Esa es una de las metas principales en materia económica, la superación de ese rentismo petrolero e ir en busca de las dos revoluciones que si hacen falta acá, una revolución industrial y una revolución educativa, de las cuales seguiremos hablando.
Los espero la próxima semana para tratar dos aspectos fundamentales, lo Económico y lo Social, para los dos (2) siguientes artículos cerraré con el tema político, refiriéndome al ejercicio de la ciudadanía para consolidar la democracia protagónica y no dejemos todo en mano de esos partidos políticos que no están a la altura de las circunstancias, después trataré todas las acepciones posibles del sistema de gobierno democrático, pues un buen gobierno debe constantemente dedicar igual atención a esos tres (3) lados del triángulo de la gobernabilidad, lo Político, lo Económico y lo Social, el cual debe orientarse a la superación de lo que llamo el “Pentágono de la Crisis Venezolana”: Corrupción, Delincuencia, Inflación, Educación y Trabajo.
Finalmente, sólo te pido apreciado lector, que si concuerdas con todo o en parte de lo acá expresado, lo compartas con tus conocidos, amigos o familiares, sólo cuando los venezolanos sigamos a un proyecto, que le sirva a una gran mayoría, que tenga la finalidad de lograr un país desarrollado y verdaderamente independiente, nuestra historia será otra, el asunto está en que una buena parte de la población comience la ardua tarea de comprometerse con nuestro país y diga con vehemencia, yo estoy “Construyendo una Nueva Venezuela”.
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