Adam Smith
Nace en Escocia en 1723, es considerado el fundador de la Economía Política, en 1759 publica su “Teoría de los Sentimientos Morales” donde ya comienza a hablar de los conceptos de egoísmo y empatía de los comerciantes. En 1763 empieza a conocer las teorías de los fisiócratas y los iluministas. En 1776 publica “Una Investigación sobre la Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones”.
Para la época feudal en el siglo XVI,
ciertas mercancías se vendían en los mercados.
La producción en su mayoría era la de la tierra, sólo habían unos pocos
artesanos y ebanistas a quienes los mercaderes empezaron a comprarle las
mercancías. Luego de la evolución de la
navegación y el comercio exterior algunos mercaderes terminaron convirtiéndose
en los capitalistas industriales, dueños de la materia prima, las herramientas
y las máquinas. Es cuando al evolucionar
la manufactura y surgir la revolución industrial, empieza a introducirse el
concepto de la “División del Trabajo” que da como resultado un aumento en la
producción de las mercancías, en la riqueza, en la habilidad en la ejecución de
los trabajos, disminución de los tiempos muertos y diseño de herramientas
novedosas. Los Fisiocratas concluyen que
es mejor el trabajo industrial que el de la agricultura.
Los Clásicos nos hablan de unas leyes del
progreso social y económico y las libertades individuales, del trabajo como
fuente de riqueza. También nos hablan de
la “Propensión natural al cambio” o la tendencia natural de comprar y vender
que tienen todos los seres humanos, y del trabajo productivo e improductivo. El Trabajo Productivo es el que es ejercido
por Obreros, Comerciantes y Capitalistas Industriales; y el Trabajo Improductivo es el ejercido por
el Rey, los Funcionarios, el Ejército, Médicos, Abogados, Sacerdotes, Actores,
Letrados, Músicos, etc.
La Propensión Natural al Cambio se origina
según el tamaño del mercado, y viene dada porque determinadas personas sólo se
dedican a la fabricación de un producto, lo que viene a conformar el “Sistema
Capitalista”, para los clásicos es la expresión más acabada de la naturaleza
humana y es cuando se puede hablar de sociedad civilizada, la cual estimula el
instinto al cambio; Smith decía que no
es la benevolencia de los productores de alimentos los que llevaban el pan a la
mesa, sino su egoísmo, ya que todo el mundo tendía a querer su propio bienestar. Por todo ello, al haber plenas libertades
individuales y absoluta libertad en los mercados, surge una “mano invisible”
que equilibra los mercados, distribuye la riqueza, hace surgir a la sociedad
como un todo, guía a todas las sociedades hacia al beneficio y el progreso,
establece un orden natural. El Estado no
debe intervenir en el comercio, por lo cual piensa que se deben eliminar las
políticas proteccionistas promulgadas por los mercantilistas. El Gobierno solo debe intervenir en la
Defensa contra Agresiones Extranjeras, la Administración de Justicia, la
Protección a la Propiedad Privada, la construcción de ciertas obras y el manejo
de las instituciones públicas.
Las mercancías tienen dos tipos de valor,
el valor de uso que se refiere a la utilidad y que pueda satisfacer
necesidades, y el valor de cambio, el cual se refiere al precio. En las sociedad primitivas el precio venía
dado por la cantidad de trabajo empleado en producirlas, pero en sociedad
avanzadas como hay ese desconocimiento del tiempo por la gran variedad de
productos, el precio viene dado por la suma del beneficio, la renta y el
salario. El beneficio es la
contraprestación del capital aportado por los capitalistas, la renta es la
contraprestación de la tierra aportada por los terratenientes y el salario es
la contraprestación por la fuerza de trabajo aportada por los
trabajadores. El precio natural de las
mercancías es el que tiene la suma de los 3 elementos anteriores, pero hay otro
precio que es el “precio de mercado”, que se origina por la Ley de la Oferta y
la Demanda, la cual traduce el conflicto entre oferentes y consumidores y las
cantidades producidas. Si las mercancías
son escasas, habrá un conflicto entre los consumidores que estarán dispuestos a
pagar una mayor cantidad por los productos.
Por lo tanto, a menores cantidades, mayores precios. En cambio, si las mercancías son abundantes,
el conflicto se da entre los oferentes, quienes estarán dispuestos a bajar los precios para que sea a ellos
quienes los demandantes les hagan la compra.
Por lo tanto, a mayores cantidades, menores precios. Cuando se logré el equilibrio entre las
cantidades que los oferentes estén dispuestos a poner en el mercado y las cantidades
que los demandantes estén dispuestos a adquirir en los mercados, el precio de
mercado se igualará al precio natural de las mercancías.
Smith también nos habla de las
consecuencias negativas de la división del trabajo, tales como la monotonía, el
bajo desarrollo intelectual y espiritual de las clases trabajadoras, así como
la incapacidad para desarrollar otros trabajos.
También nos habla del conflicto que hay entre capitalistas y
trabajadores por los intereses contrapuestos de ambas clases, de las
desigualdades en la posesión de las herramientas y de la protección de la
burguesía por las leyes.
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