¿Será Posible la Superación del Rentismo Petrolero?
Estoy absolutamente convencido que sí es posible, pero no es
a través del Intervencionismo Estatal en diversos campos de la economía, ni con
la aplicación del fracaso modelo Socialista en lo político y lo económico, que
ya se ha probado a nivel mundial que no es capaz de cumplir con lo que ofrece,
y que los venezolanos por razones de inocencia, ignorancia o conveniencia nos
empecinamos en experimentar, como fallidamente hicieron en China, la Unión Soviética,
Alemania Democrática, Hungría, Polonia y demás países de Europa Oriental, en
donde obviamente ya padecieron nuestras penurias actuales de escasez,
desabastecimiento, colas y especulación desmedida.
Una buena estrategia para salir del Rentismo es indudablemente
el impulso de los famosos motores que están tan de moda, pero por supuesto,
aclarando que debe ser el sector privado “productivo”, el que debe
explotar esas capacidades, es importante aclarar que existe un sector privado
“improductivo” que ha logrado inmensas acumulaciones de capital por simplemente
estar bien conectado con algún político deshonesto, aprovechándose del rentable
negocio de comprar divisas baratas a cambio oficial y vendiéndolas en el
mercado negro o saltando todo tipo de barreras burocráticas, es decir, nuevos
ricos o “ricos parásitos” como los denomina el economista mexicano Luis Pazos,
que en lugar de buscar la eficiencia y la competitividad en mercados
internacionales, simplemente tendrán como objetivo continuar con el estado de
anarquía y distorsiones económicas que tenemos, para seguir adueñándose de
mercados locales y no hacer ningún
aporte importante en la superación del fatídico rentismo.
Ahora bien, si queremos que efectivamente Venezuela comercialice
en el exterior otros productos, es necesario que comencemos a pensar al revés,
no es a partir del costo y sumarle la ganancia que hemos de fijar los precios,
los precios son los que los mercados internacionales definen, y a partir de
allí es que el empresario, quien asume el riesgo de aportar el capital, debe
adecuar los costos, de modo que aún pueda obtener ganancias.
Nuestra condena a vivir del Rentismo comenzó en la década de
los setentas cuando se promulga la Ley Orgánica del Trabajo, y se establecieron
una serie de beneficios laborales que sólo una industria tan rentable como la petrolera estaba en capacidad de pagar,
trasladando a nivel general enormes costos que empresas improductivas se vieron
obligadas a asumir, dando inicio al proceso de incremento de precios, que aunado
al aumento exagerado del gasto público, la corrupción, sobreprecios en
contrataciones públicas y la consecuente emisión de dinero inorgánico, genera
nuestra principal desgracia, la Inflación que va en aumento constante sin pausa
a lo largo de cada año.
Una medida de superación del Rentismo Petrolero es que se
comiencen con esos rubros, que el Gobierno identificó como motores, y se
exploten en zonas económicas especiales, con un régimen legal distinto, mesurando
la aplicación de la Ley Orgánica del Trabajo, con incentivos fiscales de
exoneración temporal de impuestos, con empresas efectivamente identificadas
como “productivas” y no de “nuevos ricos parásitos”, para que esos nuevos
bienes y servicios en el mediano plazo, puedan sustituir al petróleo cuando
sean capaces de comercializarse en el exterior.
Esto aunado a la democratización del capital y del acceso a
las divisas, la toma de conciencia del nuevo paradigma tecnoeconómico, la
formación de ciudadanos en la escuela, la calificación adecuada de la mano de
obra para la industria, la agricultura y el sector financiero, reformas
tributarias que permitan las inversiones, la alianza Universidad-Empresa, y
otras tantas estrategias ya probadas mundialmente como exitosas, podrán hacer
que comencemos el proceso de integración de más venezolanos que estemos “Construyendo
una Nueva Venezuela”.
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