La Necesaria Reconducción del Gasto Público
El déficit fiscal que sufrimos en
los actuales momentos se produce principalmente por dos factores, el primero es
el exceso de gasto y el segundo es la merma en los ingresos. Al volvernos cada vez más dependientes de la
renta petrolera, la caída de los precios afecta de manera directa nuestras
finanzas públicas, y como ese elemento no depende de nosotros sino del mercado,
el déficit debemos controlarlo por la vía del otro factor, la reducción del
gasto. No podemos seguir posponiendo el
control del gasto, porque la caída del precio del barril de petróleo puede
mantenerse por muchos años más, recordemos que quien ha fijado esos precios es
Arabia Saudita, país con la mayor cuota petrolera de la OPEP, y su interés principal
es llevar a la bancarrota a las empresas que en Estados Unidos comenzaron a
explotar el petróleo de esquistos, y dicho proceso puede durar unos cuantos
años más.
El Gasto Público podemos
controlarlo con tres decisiones gubernamentales. La primera es la transferencia de empleados
públicos al sector privado, la segunda es rediseñar la
Gran Misión Vivienda Venezuela y la tercera
es lograr que funciones de carácter social pudieran compartirse con el sector
privado, como Salud y Educación.
La transferencia de empleados
públicos al sector privado puede materializarse con la creación de la Oficina Nacional de Empleo (ver
http://construyendounanuevavenezuela.blogspot.com/2014/08/la-oficina-nacional-de-empleo.html),
ente gubernamental del cual me referí en el mes de agosto, y que permitiría
darle un respiro al presupuesto, debido al exceso de personal en tantos
ministerios y demás entes públicos recién creados. Para motivar a las personas a dar ese paso,
se debe ofrecer la liquidación inmediata de las prestaciones sociales a los que
demuestren que migran de un sector a otro, con la creación de un fondo que
provenga con aportes del Fonden, y para el caso de las personas que tengan
pocos años para obtener al derecho a la jubilación, pudiese dársele el
beneficio por adelantado. Obviamente
van a quedar muchas vacantes en la administración pública, pero hay que partir
de un hecho cierto, y es que esa nómina se ha abultado innecesariamente, ya que
se han contratado personas que no tienen la capacidad para ejercer los cargos y
se ha hecho el ingreso de muchos familiares en forma ilegal. La función pública debe estar reservada para
las personas más eficientes, responsables y honestas del país, que pasen de ser
“funcionarios públicos” a “servidores públicos”. Gente que se contrate por sus credenciales
académicas, experiencia laboral y otros
méritos, y no por fidelidad a un partido, proceso o tendencia
política. Las oficinas públicas deben
dejar de ser apéndices de casas de partido, con personas usadas para ir a
marchas y actos de todo tipo, y convertirse en el lugar donde los ciudadanos
acuden a resolver sus problemas con eficiencia y sean atendidos con la mayor
diligencia.
En cuanto al rediseño de la
Gran Misión Vivienda Venezuela, prefiero
posteriormente dedicarle otras líneas
para no hacer las presentes tan extensas, sólo quiero reconfirmar la necesidad
de ello, pues la inversión que se requiere por parte del Estado es muy
cuantiosa, y favorecer a un pequeño porcentaje de personas por hacerlo de
manera errónea, ha ocasionado el empobrecimiento general de una gran mayoría,
por la equivocada estrategia de devaluar la moneda para obtener los fondos para
lograr los objetivos de esa misión y que solo han logrado que el poder
adquisitivo del bolívar sea cada vez menor.
La tercera estrategia para
reducir el Gasto Público corresponde a la promoción por parte del Estado de
políticas que permitan que dos actividades de carácter social como la Educación y la Salud sean asumidas en forma
corresponsable por los particulares, como de hecho funciona desde hace mucho
tiempo, pero que hay que incrementar.
Cualquiera pudiera pensar que eso significa una privatización, y ese no
es el fin de la propuesta. Lo que ha
pasado recientemente es que la gente se ha empobrecido, y la clase media ha
tendido a desaparecer, un estado es más eficiente en sus políticas si hace que
la gente en vez de empobrecerse, hace que la clase media aumente, y tenga los
medios económicos para que pueda pagarle a sus hijos la educación en una
institución privada, pueda costear una póliza de Hcm y tener acceso a la salud
en clínicas privadas (leer http://www.construyendounanuevavenezuela.blogspot.com/2014/08/resolviendo-el-problema-de-la-salud-con.html). Llevando cada vez a más personas a la clase
media, la salud y educación pública, estarían reservadas como debe ser, para
las clases más populares, es decir, para aquellos que realmente no tendrían
acceso por sus propios medios a esos servicios.
El Estado solo debería encargarse de una estricta supervisión de los
particulares que se dediquen a dichas actividades. La justificación de esta medida no obedece
solamente a las del tipo económico, sino a las de calidad en la prestación del
servicio, son conocidas públicamente estadísticas que indican que las clínicas,
con menos de la mitad de la infraestructura instalada en comparación con la de
los hospitales, atienden a un 53% de la población. En las universidades los activistas se quejan
que la mayoría de los estudiantes provienen de liceos privados y no de los
públicos, y la razón es muy sencilla, los estudiantes que provienen de la
educación privada salen mejor preparados.
Si queremos que nuestro país salga de la crisis la solución no es seguir
estatizando, hay que reducir el tamaño del Estado para que sea más eficiente, y
compartir funciones y actividades con los particulares para que entre todos se
sumen esfuerzos en construir una nueva Venezuela.
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