LA DOLARIZACIÓN SIN DÓLARES PARA BOLÍVARIZAR LA ECONOMÍA
La Economía Venezolana aparte de la crisis de falta de productos, y divisas, inseguridad jurídica, exceso de fiscalizaciones padece de un grave problema y es el de la inconsistencia de precios, o dicho de otra manera, no hay certeza de cuanto es el verdadero valor de las mercancías. Toda mercancía debería tener un equivalente en dinero, que es su precio, y este se fija en primer término por la estructura de costos y las leyes de la oferta y la demanda. En el caso venezolano, el problema de acceso a las divisas generado por el control de cambio, ha hecho que varios comerciantes de un mismo producto tengan diferentes costos en su estructura, ya que no existe uniformidad. Existen simultáneamente 4 tipos de cambio, el preferencial de 6,30 para ciertos rubros, el del Sitcad I, que viene a ser un sistema complementario a 10,80; el Sitcad II con dólares subastados en aproximadamente 50 y el del mercado paralelo que se mantiene entre 70 y 80. Consecuencia de la escasez de divisas y para no paralizar las actividades comerciales, se ha dado el caso de comerciantes que se han visto en la necesidad de adquirir materia prima, repuestos u otros productos con los diferentes tipos de cambio. Esto trae como resultado inconsistencias contables y de cálculo de costos.
Aparte de los 4 tipos de cambio que se usan simultáneamente, hay otra irregularidad peor, que se refiere a las solicitudes de adquisición de divisas realizadas a tasa preferencial y que se tardan en algunos casos, más de un año en su liquidación, lo que ha obligado a los comerciantes venezolanos para no romper relaciones con los proveedores del exterior, a realizar los pagos con dólares a una tasa muchísimo más alta.
Por otro lado, el otorgamiento del Registro para Adquisición de Divisas (Rusad) se tarda aproximadamente 4 años, lo cual impide que nuevos inversionistas realicen operaciones comerciales en Venezuela, impulsando el aparato productivo. Cualquier empresa que desee hacer cualquier transacción comercial en el país y esté recién constituida se ve constreñida a utilizar divisas adquiridas en el mercado paralelo, y por ende, tener una estructura de costos superior, a la de otra empresa que ya tenga el mencionado Registro, que aunque tarde, puede adquirir divisas a tasa preferencial.
La tasa preferencial en Venezuela de 6,30 está totalmente sobrevaluada, ya que el valor del bolívar realmente es muy inferior, producto del exceso de moneda local circulante y pocas reservas internacionales, lo que hace que los productos adquiridos con esa tasa preferencial, al compararse con los mercados internacionales, tengan un precio muy por debajo del que realmente deberían tener, por lo que se genera un contrabando de extracción de todo tipo de productos a otros países, contribuyendo a la escasez de los mismos localmente.
Por todas las razones antes expuestas, para solventar todo ese desbarajuste de la economía venezolana y uniformizar las estructuras de costos en general, es necesario dólarizar nuestros precios, sin usar ninguna moneda extranjera, sino simplemente ponerle su valor equivalente en dólares (que es una moneda dura y estable) a todos los productos, incluyendo los salarios, de acuerdo a los mercados internacionales, y luego hacer la equivalencia a nuestra moneda local.
El procedimiento es muy sencillo, tomamos cualquier producto, verificamos su precio en dólares en todo el continente, sacamos un promedio y luego hacemos la conversión a Bolívares. Esta es una primera aproximación para darle un valor más o menos cónsono con la realidad mundial a los productos comercializados en el país. Luego, el mercado nacional de acuerdo a las leyes de la oferta y la demanda hará los equilibrios respectivos, ahí es cuando empezará el proceso de Bolívarizar la economía, ya que se estarán adecuando los precios a las condiciones particulares del mercado venezolano. Claro está, deben hacerse los correctivos necesarios en el mercado cambiario, implementando las medidas que ya expuse en mi artículo “El Problema de las Divisas, Sí tiene solución”, para volver a darle a nuestra moneda nacional la fuerza que tuvo en décadas anteriores.
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